La sala Ricardo Molina de la Biblioteca Municipal del mismo nombre, en Puente Genil, se inauguró hace un año un 29 de octubre. Durante este tiempo ha sufrido unos leves cambios debido a una ampliación de espacio que consiguiera realizar el anterior equipo de gobierno de Puente Genil bajo la dirección de Esteban Morales y Eva Torres, en la concejalía de Cultura del consistorio.
El pasado 26 de octubre, se pudo inaugurar oficialmente dicho espacio que contiene la biblioteca personal (incluidas revistas) y algunos objetos del poeta pontanés. A las 19:00 horas se abría las puertas encabezadas por miembros de la Asociación Cultural Poética, como Antonio Roa, su presidente, yo misma, como secretaria y Víctor Almeda Estrada junto con el nuevo equipo de gobierno del ayuntamiento, en este caso, el alcalde, Sergio Velasco Albalá y María Delgado, como concejala de Cultura. Durante esa tarde, tuvimos la oportunidad de escuchar amables y generosas anécdotas que los familiares de Vicente Núñez, Pablo García Baena, Ginés Liébana o el propio Ricardo Molina compartían con los asistentes. Además, fuimos testigos de la humilde generosidad del presidente de la Asociación Cultural Poética de Puente Genil al deshacerse de unas plumas estilográficas, de su colección privada propia, para agradecer el apoyo continuado durante estos años a cinco empresas como Aceite Cortijo el Canal, Deckoro-Porgesa, Bodegas Delgado, Codimar y La Góndola.

Además, la actuación de Schola Cantorum de Puente Genil interpretando dos poemas de Ricardo Molina. Asimismo, la exposiciones de Juan Ortega y el especialista José María de la Torre, acerca de su amistad y obra de Ricardo Molina o la charla-coloquio con el hijo de Ginés Liébana, Mateo Liébana, acompañado de José Luis Rey González.
Apenas momentos antes de que comenzara el acto oficial, tuve la oportunidad de acercarme a los familiares invitados de los poetas de Cántico y Vicente Núñez, muy relacionado con el grupo, para tener una perspectiva general de la situación en la que se encuentra ahora su visibilidad en la provincia y sus recuerdos personales. Realicé a todos, preguntas similares, para tener una mejor idea.

Entrevista a Vicenta Márquez Núñez, sobrina de Vicente Núñez
–Vicenta, ya hemos hablado en alguna ocasión de esto, pero ¿qué es lo que aún se desconoce de Vicente Núñez dentro del panorama artístico cultural cordobés?
Creo que esta por descubrir ese mundo que aparentemente todos conocían y ellos vivían.
–¿Consideras que Aguilar, Córdoba y su provincia le da suficiente importancia a su figura, nombre y obra?
Ocupan su puesto, claro. Sí tiene importancia, están ahí, están vivos. Algo así como la presencia ausente de Vicente Núñez. Sí, siguen vivos.
–¿Cuál es tu primer recuerdo de tu tío?
Es curioso, porque tengo en mente siempre, en casa, en el patio, conmigo en brazos. Como fui la primera hija de mi madre, era muy caprichosa y siempre me tenía muy mimada, llena de pulseras y cosas.
–Tu amor y respeto al arte y la literatura, ¿nace de todos esos recuerdos?
Por supuesto. Eso ha sido una vivencia familiar y el cariño era mutuo y no sé por qué siempre me atrajo el mundo de la literatura y en él bebía de sus fuentes y de lo que me iba enseñando él a lo largo de la vida.
–¿Cuál es el recuerdo, objeto u obra, suya con el que tengas una especial relación?
Dentro de su obra quiero destacar Viaje al retorno. Es un poema maravilloso. Fue un antes y después, tras su muerte, me ha marcado mucho.

Entrevista a Luis Ortiz García, sobrino de Pablo García Baena.
–¿Qué es lo que aún se desconoce en el mundo artístico y cultural cordobés de Pablo García Baena?
Pues yo creo que pocas cosas, quedan ya por conocer. Pero van a tener la oportunidad de conocerlo ahora con el legado que va llegar a la Biblioteca Grupo Cántico de Córdoba en febrero. Ahí va a haber mucho trabajo para todos los investigadores que quieran investigar alguna de sus facetas. En mi opinión, hay una faceta que es su trabajo que es como diseñador de tapices, timbeles y todo eso, ahí creo que es donde falla más el tema del conocimiento.
–¿Considera que en Córdoba se le da suficiente importancia a su nombre, su figura y su obra?
Creo que, y no vamos a entrar en detalles, creo que Córdoba no ha sido muy cariñosa con el Grupo Cántico, en general. Creo que no se dan cuenta, de que es el grupo emblemático de poesía del siglo XX. en España y es cordobés. Córdoba le podría dedicar un poquito más de empeño en publicitar, visibilizar y dar a conocer todas las figuras del Grupo Cántico, en sí.
–¿Cuál es su primer recuerdo de su tío?
Mi primer recuerdo tendría yo cuatro o cinco años. Vivíamos en un piso bajo y recuerdo que con su amigo Miguel del Moral, por las noches, sobre todo en la época de Navidad, tocaban las celosías y decían unas cosas muy curiosas, anunciaban (canturrea a modo de vendedor) “hojaldres calientes, para las viejas que no tienen dientes”. Me acuerdo perfectamente, él y su amigo, Miguel del Moral cimbreando las celosías como para asustarnos en las noches oscuras de invierno.
–Su amor y respeto a la literatura don Luis, ¿nace de todos esos recuerdos o no?
Absolutamente no, mi profesión ha sido ingeniero industrial. He estado cuarenta años ejerciendo la profesión. He sido un gran lector, pero de otros temas. Pero cuando me jubilo, en el año 2006, que casi coincide con la vuelta de mi tío de Málaga y a partir de ahí, todo lo que no habíamos vivido o compartido en nuestra larga vida, empezamos a hablar un día y otro día y otro día. Y aprendí muchísimo, me animó a que escribiera alguna cosita, de vez en cuando.
–¿Algo que le dejó en recuerdo, que custodia como un tesoro y que le tiene especial cariño?
La verdad es que son varios. Tengo tres que le tengo especial cariño. A los anillos de los Honoris Causa de Salamanca y de Córdoba y a la llave de la caja 1578 del Cervantes donde ha depositado su legado para que se abra dentro de 50 años. Además, los tengo en una vitrina, en el salón de mi casa y la veo todos los días tres o cuatro veces.

Entrevista a Mateo Liébana, hijo de Ginés Liébana.
–¿Qué es lo que aún se desconoce de Ginés Liébana, si aún hay algo que queda por descubrir?
Mi padre siempre ha proyectado muy bien su trabajo, principalmente, porque lo ha regalado. Ha regalado muchísimo sus dibujos. Él, es verdad que, se quedó con una sensación de que no se había proyectado tanto su parte de poeta y escritor. Se había proyectado mucho más su parte como pintor, dibujante, pero como poeta, no. Esa es una parte, que ahora, estamos intentar promover. Se hizo una antología poética, que la hizo Juan Carlos Reche y bueno, poco a poco encaminar esa parte. Siempre se quedó con la sensación que quería ser poeta de Cántico, también, no solo dibujante.
–Tuve el honor de conocerlo en uno de los encuentros de Poética y así era. ¿Considera que en Córdoba se le da espacio e importancia tanto a su obra como a su figura?
Diría que sí. Lo que pasa que a mi padre le ha costado siempre la parte institucional. Él la galería, la exposición, le ha costado mucho desprenderse de su obra. Le ha costado mucho, de alguna manera, hacer exposiciones. Siempre ha sido muy suyo con eso. Pero yo es verdad, que, en los últimos años, he encontrado en Córdoba a unas instituciones totalmente dispuestas a hacer cosas, desde alcaldes, rectores, Junta o Gobierno Central. Por ejemplo, esta biblioteca que se ha inaugurado en Córdoba recientemente, del Grupo Cántico. He sentido que había mucha disposición, en ese sentido, en todo. Entonces, bueno, yo lo que estoy es totalmente abierto a que todo eso siga y haya una comunicación directa para que se siga proyectando el trabajo de mi padre, y que se muestre, además, desde todos los ángulos posibles.
–¿Cuál es tu primer recuerdo de tu padre?
Lo recuerdo siempre bromeando y jugando. Conmigo era un niño más. Él paso a ser un niño. De alguna manera, sobre todo en mi parte de niño, lo recuerdo, él se hacía el tonto, para que yo pensara que estaba loco, pero todo era para hacerme reír. Siempre hablaba raro, jugaba un poco raro, corría conmigo, los niños del colegio, me decían “ah, si no es tu abuelo” y yo decía, “pero ¿cómo va a ser mi abuelo?», pero era mayor ya. Cuando yo iba al colegio, tenía barba y pelo blanco ya. Luego se ha mantenido muchas décadas que parecía que no envejecía, muy joven.
–Parecía que no pasaban los años por él… Digamos que tu amor y tu respecto al arte, ¿nace de todos esos recuerdos?
Diría que es verdad, que no solo vivir con él y con su estudio, aparte, sino toda la parte que eran sus amigos, la gente con la que él convivía, sus amigos dramaturgos, pintores o dibujantes como él, músicos, actores. Una sociedad tan variopinta, sin duda me nutrí de todo eso. Para mí, eso ha sido una cuna de estética, de arte, de tener un criterio, también.
-¿A qué obra guardas especialmente cariño?
A mí me gustan mucho sus retratos. Especialmente, el que pintó a su madre en el convento, cuando estaba en un convento. Ese retrato es importante, porque en nuestra familia esa mujer es un ejemplo, como ella vivió todos los horrores que vivió en la guerra. Ese retrato para mí, es la marca, su dolor y su paz. Esa mezcla que de alguna forma pudo equilibrar en el convento y en esa vida tranquila. En general, los retratos de mi padre, porque yo los veía hacerlos y de alguna manera, creaba un contacto (el de mi abuela no lo vi, porque no había nacido), un vínculo muy especial con su modelo y toda esa esencia que ocurría entre ellos, en las horas de posado se plasmaba en el cuadro. Sus retratos tenían la esencia de esa persona, eso era muy interesante vivirlo.

Entrevista a Antonio Sánchez Molina, sobrino-nieto de Ricardo Molina
–¿Qué es lo que aún se desconoce de Ricardo Molina en el mundo artístico y cultural?
Creo que a estas alturas se conoce casi todo de Ricardo Molina. He intentado buscar alguna cosa de Ricardo desconocida dentro de archivo, pero no he encontrado nada que no esté documentado.
–¿Considera que, en Córdoba, concretamente en Puente Genil se le da suficiente importancia a su nombre y su figura?
Concretamente, en Puente Genil, estoy completamente convencido de que sí. Cada vez que vengo aquí me doy cuenta de la importancia que tiene Ricardo Molina dentro de Puente Genil. Por la cantidad de topónimos que hay dentro del pueblo, empezando por la biblioteca, el instituto y la inauguración de esta sala corrobora la importancia de Ricardo Molina en Puente Genil.
–Ya conocías los ejemplares que tú salvaguardabas y custodiabas, ¿qué sientes al verlos en un espacio sólo para ellos?
Para mí, verlos de nuevo es una regresión a la infancia. Yo me he criado con estos ejemplares desde pequeño. Y es una satisfacción que puedan estar en un sitio público que es donde se pueden disfrutar. No tiene ningún sentido que estén en un entorno privado en ningún momento.
–¿Cuál es tu primer recuerdo en relación con tu tío, su obra?
No conocí a mi tío, de hecho, nací un año después de su muerte. Pero para mí mi tío es alguien que ha estado ahí siempre. Ten en cuenta que, aunque la biblioteca estuvo en principio, en Córdoba, vino a mi casa de Ibiza en los años 80 y yo me crie con todos estos libros. Entonces, desde que era un niño pequeño forman parte de mi día a día y de mis inquietudes. Sacaba los libros, los hojeaba, miraba qué antiguo era, de qué fecha.
–¿Esos recuerdos han sido la primera semilla para el amor hacia el arte, la literatura, la filosofía o incluso tu especialidad?
Ojalá hubiese sido. Me decanté por una vertiente totalmente diferente a la literatura, soy médico, entonces, no es precisamente mi especialidad. Pero quieras que no, la inquietud por conocer, desde pequeño, veía a mi madre cómo colocaba todos estos numeritos que tiene, no son casualidad. Son fruto de que libro a libro, mi madre fue poniendo un número viendo lo que era y viendo lo que no era, dentro de su ignorancia o poca formación podía ir clasificando.
–Dentro de todos sus objetos y sus libros. ¿Cuál sería tu preferido?
Desde luego, toda su obra, lo que son sus libros, los tengo guardados con mimo, en un lugar especial en mi casa. Asimismo, todos los libros que le dedicaron todos los poetas coetáneos dando sus libros y dedicados. Esos los tengo en un rincón especial en mi casa y bueno, los considero parte nuestra y por esa razón no están aquí.

Mi agradecimiento con todos y cada uno de ellos, por la oportunidad de intercambiar impresiones y que poder disfrutar de estas conversaciones tan sinceras y reveladoras.
Gema Albornoz

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