Un mosquito
en la parte superior
de la pared del pasillo.
Mientras tramo un plan
para alcanzarlo.
Una voz me interrumpe
—12 kilos de patatas del tiempo
4€, señora— grita el vendedor ambulante.
El mosquito prepara sus alas
y levanta el vuelo.
Se posa en el techo
esta vez.
—A 17 céntimos el kilo, señora—
Anuncia el vendedor.
Le salieron mal las cuentas,
como a mí.
Cojo un cepillo al veres
y lo levanto,
barro el techo.
Con el mosquito entablo un trato:
vuela a la izquierda
y busca la ventana.
No te barreré.
Si lo haces a la derecha,
no me quedará otra opción.
—Patatas frescas, recién cogidas—
se aleja la furgoneta ambulante.
Mi charla con el mosquito
terminó hace un minuto.
Levantó sus alas
y antes de irse
dejó su marca
en mi brazo.
No le gustaría el trato.
Gema Albornoz
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Basada en una obra en https://emocionesencadenadas.com/.


que bueno, creaste un clima de tenido con un mosquito. Me gusta!!!
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Muchísimas gracias, Hernán.
¡Un placer!
😊🎈🎈🎈🎈🎈🎈
Saludos.
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Me encanta la facilidad que tienes para con cualquier tema contar una historia tan elegantemente. (El cepillo lo coges del veres o revés )
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Muchísimas gracias, Mara. Parece fácil pero no creas.
Lo cojo del verrés, del veres, del vesre, es decir, del revés. 🙂
Un abrazo. ☺🎈🎈🎈🎈🎈🎈
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