Donde guardo el día, la noche y la posibilidad

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Para mirar lejos
hay que observar,
más profundamente.

Cada noche entablo un diálogo
contigo en mi diario
y entonces,
no hay lugar a dudas:
otro posible encuentro.

Te describo mi día,
si pude ver algún atardecer,
si vi a alguien discutir frente a la ventana
y si al despertar aún recordaba lo que predecían mis sueños.

Excepcionalmente,
realizo un brindis de vida,
sirviéndome una copa del mejor de los brebajes
que me acompañan en la despensa.

No debiera saber a puñal
aunque me tumbe en el sofá.
Haciéndome jurar no tomar
ni una sola nube más.

Para mirar lejos
hay que observar,
más profundamente.

Me basta la noche
y la posibilidad.

Gema Albornoz

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