El canto de la sirena

Un canto improvisado
cuenta a la sirena
la historia del fin del día.
Antes de dejar su sueño
al barco que no zarpó,
ni a la costa donde nadie mira
un atardecer roto de olas
en las rocas de su corazón.
El canto entona todos los designios
que podrían depararle
si no rompiera el hechizo
de tirar su corazón
en medio del coral de alambre,
donde podría engancharse
y ser presa fácil.
El canto le seguía confesando
que cantara lo que fuese:
entre chillido y gemido
alma sirena rebelde descosiese.
El canto fue premonitorio
al iluminar sus escamas.
Medio en el mar,
medio en la tierra,
la sirena cantaba,
narrando su propia historia
antes del anochecer.