Un avión de papel despega surcando el cielo
extiende sus alas, sin rumbo ni dirección
se oye una voz grave: «Cabina de mando al vuelo»
pasajeros levantan una revolución.

Desde aquí, veo cuántas veces pasan carretas,
gatos, tigres, alces, babuinos, búfalos, buitres
—toda una sabana que habita calles, discreta—
hienas, jirafas, cebras, guepardos y elefantes.

También encuentro a hombres y mujeres perdidos
sin celebrar cultos a la vida o al amor.
Desde aquí, nacen; se levantan vientos dolidos.
Testigos del malhechor, impudor y hacedor.

Y aquí me hallo, escriptor, al otro lado del mundo.
Mientras observo el mundo, esa certeza perfundo.

Gema Albornoz

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P.D.: Pedí permiso y tuve una agradable (y breve) conversación con el señor. Fue como encontrarme con Don Quijote y hablar un rato. Sin duda, algo para recordar.