No había luces encendidas
cuando me asomé a aquella casa,
buscando un poco de comida, calor y amparo.
Aún era de día
y el campo parecía arcaico.
Una metáfora viva
de las tendencias que ya olvidé.
No había luces encendidas
cuando me asomé a la ventana.
Aún era de día.
Si no me invitaban a pasar,
la puerta no la sobrepasaría.
Gema Albornoz
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Basada en una obra en https://emocionesencadenadas.wordpress.com/.
Llama a la puerta, que te abrirán y te darán un poco de calor y comida.
El campo a veces, lo sé, es un desamparo.
Un abrazo.
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¿Tú crees?
Es bonito poder visualizar este tipo de escenas.
Un abrazo, Mukali.
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Creo que hay que esperar lo bueno, o al menos intentarlo.
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También lo creo. 😀
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Tú llama, que el no ya lo tienes. Y además, seguro que te abren!!!!!
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Estar en la puerta y no llamar, es bastante difícil.
¿Llamar? Imagino. 😀 😀
Un abrazo, Natalia.
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Clarooooooooooooo
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Jajajaja.
Claaaaaaaaaaaarooooooooo. 😀 😀 😀
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[…] albornoz de Emociones Encadenadas Me acaricias con tus letras, a diario sin […]
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Gema, al final te cubrieron de amparo, calor y comida ?
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Me recuerda más a la vieja leyenda sobre los vampiros que dice que no pueden entrar si no se les invita.
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Me gusta esa interpretación. 🙂
Un saludo, Gallego.
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¡Tantas cosas que no entran en nuestra vida que porque nosotros no les dejamos! Muy bueno.
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Buena interpretación. 🙂
Gracias, Ángel.
Un abrazo.
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